Aunque suena a tópico, siempre decimos que cada proyecto es especial. Las particularidades que implica cada cliente, las necesidades que nos traslada -o que le ayudamos a descubrir- o la trayectoria que ha seguido en materia comunicativa hacen que nunca tengamos entre manos dos propuestas iguales.
Pero probablemente nunca hasta ahora hayamos participado en un proyecto tan espejo como el que hemos culminado este mes de ‘Galicia Logistics’, la nueva marca promovida por el Cluster da Función Loxística de Galicia y en cuya creación visual y puesta de largo hemos colaborado activamente en los últimos meses.
Sentimos que ha sido un proyecto espejo por dos razones: por una parte, ‘Galicia Logistics’ es un concepto que surge de la colaboración y de la suma de esfuerzos. Más allá de las aportaciones individuales de los integrantes del Clúster, al que pertenecen unos 35 socios con una facturación de un 10% del PIB gallego, emerge de un intenso diálogo con actores como la propia Xunta de Galicia, las Autoridades Portuarias de Galicia o de Portos de Galicia.
Del mismo modo que la filosofía de la colaboración público-privada fue un factor crítico para la cristalización de la idea, también el trabajo que hemos desarrollado desde Atalaya Comunicación partió de la alianza con Reclam, partner con el que en el último año hemos compartido diversas iniciativas. Bajo la premisa de la especialización de las tareas, la labor de su departamento creativo ha sido imprescindible para que la estrategia respondiese con creces al diseño planteado.
Por otra parte, la propia génesis de ‘Galicia Logistics’ está en la necesidad de la proyección y de la visibilidad de las potencialidades de la comunidad en el mercado internacional. De la reivindicación, en definitiva. Asumiendo que la comunicación implica siempre la gestión de expectativas, esa vocación de tener presencia pública es una constante.
Por ello, otro de los puntos de confluencia es, precisamente, esa conciencia sobre la necesidad de la estrategia a la hora de definir no solo quién cuenta qué, sino cómo, dónde y cuándo lo hace. Por supuesto, sin olvidar el porqué. En definitiva, en articular el relato de la acción.
Y es que hablar de efecto espejo no deja de ser parte de nuestro storytelling. De cómo la identificación con el cliente y de cómo la necesidad de empaparse de sus necesidades son, para nosotros, un pilar indiscutible.