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Criterios ESG y Agenda 2030: donde comunicación y estrategia se dan la mano 

Dime de qué presumes y te diré de qué careces. ¿Cuántas veces ese refrán te ha frenado a la hora de compartir tus buenas prácticas? ¿Hacemos bien en desconfiar de quien nos viene a hablar de su libro constantemente? 

Si tienes puesta la atención en estas líneas es porque dos términos cada vez más presentes en nuestro día a día han despertado tu interés. En esta ocasión trataremos el tema desde el prisma comunicativo, pero no podemos dejar de recordar lo que implican y significan. No permitas que los acrónimos o los tecnicismos te asusten porque no son nada más y nada menos que pistas que te resultarán muy útiles para encaminar tu proyecto hacia una trayectoria responsable. 

La Agenda 2030 y sus 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) son la hoja de ruta de Naciones Unidas a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Por su parte, los criterios ESG miden el impacto medioambiental, social y de gobernanza de las compañías y son un excelente baremo con el que los grupos de interés pueden determinar su afinidad con ellas. 

Por lo tanto, ¿son lo mismo? No. ¿Tienen vasos comunicantes? Desde luego, porque cumpliendo determinadas metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible estarías haciéndolo a la vez con criterios ambientales, sociales, de gobernanza e incluso, en algunos casos, con los tres a la vez. 

¿Y qué tiene que ver la comunicación con todo esto? El qué se hace ha pasado a un segundo plano para los prescriptores, que miran con mayor atención el cómo se hace. Esto implica que el relato de marca cobre una mayor importancia, pero, y aquí viene la clave, siempre que vaya de la mano de la estrategia. 

Unas líneas más arriba hablábamos de esas pistas que allanarían tu camino hacia el nuevo paradigma económico, pero ¿cómo lo puedes lograr? En vez de recurrir al tópico del ADN vamos a hablar de los cimientos. Es ahí, en la estrategia, donde deberás aplicarlas para que de forma transversal tengan influencia en la actividad de todos los departamentos y así lograr el desarrollo económico e impactar positivamente en el área social y ambiental. 

La solidez de estos cimientos, acompañada de una comunicación honesta y transparente, se está convirtiendo en el elemento que distingue a aquellos proyectos con una mayor perspectiva de progreso, pero ¿por qué?

– Consumidores más informados: miran también el propósito de las marcas y cómo se produce aquello que van a adquirir. 

– Políticas públicas y financieras: exigen el cumplimiento de estos objetivos para el acceso a ayudas o subvenciones. Los grandes inversores sólo confían en empresas que adoptan los criterios ESG en su estrategia.

– Empleados: los nuevos profesionales valoran cada vez más el propósito de las compañías a la hora de sumarse a un proyecto, por lo que tiene una gran importancia en el reto de captar y retener talento. 

Más allá de la trascendencia que tiene en este caso la convivencia entre la estrategia y el relato para dirigirte a tus públicos, lo verdaderamente significativo está en el efecto positivo que puedas lograr para la humanidad. No, no es que nos hayamos puesto filosóficos, es que nos identificamos mucho con una frase que le escuchamos hace unos días a Mario Picazo en el evento #MarcasResponsables (al que asistimos acompañando a nuestro cliente Agroamb) que decía algo así como “lo importante es lograr que las buenas acciones se contagien”. 

No presumas de lo que no haces, pero no tengas miedo tampoco en contar aquello que sí haces y que es bueno para los demás. Puede que, con algo tan humano como la comunicación, estés inspirando a otro proyectos que también pondrá su granito de arena en el impulso de algo necesario para quienes habitamos el planeta: un futuro próspero y sostenible.

Pablo González

Soy licenciado en Periodismo y un apasionado del mundo del deporte. En la comunicación soy como en la cancha: doy hasta la última gota de sudor por mi equipo. ¿Quieres que defienda tus colores?