El elemento central de la receta del éxito de un restaurante es, sin duda, la comida. Sin embargo, el ingrediente secreto, que puede marcar las diferencias, es la comunicación.
Desde su creación, la Coca-Cola ha estado rodeada de una especie de halo mitológico relacionado con su fórmula secreta, esa que genera su sabor tan característico y sus propiedades adictivas. Si nos vamos a los dibujos animados, Plancton sigue, a día de hoy, pensando artimañas para hacerse con la receta de la Burger Cangreburger de Bob Esponja. Ambos casos, realidad y ficción, comparten el marketing como ese ingrediente que se encuentra detrás del éxito de cada producto.
La comunicación de un sabor o una experiencia gastronómica difiere en ciertos puntos de la de un producto palpable, ya que no basta con enumerar sus características; aquí es necesario apelar a las sensaciones, a los sentidos, a, en definitiva, elementos intangibles. Por ello, el marketing en este sector también tiene su receta particular, pero nosotros no necesitamos esconderte ningún ingrediente. Todo lo contrario: te los presentamos a continuación.
- Productos de calidad: la materia prima es fundamental, también en el apartado comunicativo. Por ello, las imágenes deben estar perfectamente tomadas y seleccionadas para conseguir que los platos hagan salivar a los potenciales consumidores antes, incluso, de acercarse a probarlos.
- Material de cocina adecuado: mostrar un espacio acogedor, limpio y ordenado llama la atención del cliente. Además, hay que explotar las fortalezas particulares de cada local: si se cuenta con una terraza con vistas a algún sitio emblemático o a algún paraje natural atractivo, debe mostrarse; del mismo modo que si el comedor se caracteriza por su decoración artística del siglo XIX hay que sacarle partido en las imágenes o vídeos que se publiquen en redes.
- Sazón al punto: por muy buena que sea la comida y muy bien decorado que esté el local, si el servicio es pésimo los usuarios lo harán saber mediante reseñas o comentarios negativos en la web. Podría decirse que la cercanía, la calidez, la amabilidad o la profesionalidad de los trabajadores del restaurante es esa pizca de sal determinante para que los sabores estén perfectamente equilibrados o para que, por el contrario, el plato quede demasiado soso o incomestible. Esos valores positivos también se tienen que ver reflejados en el tono, estilo y forma de comunicarse en las redes sociales y la forma de dirigirse a la audiencia en internet debe concordar con el trato que se recibirá en el local una vez se siente a disfrutar.
- Precisión en el emplatado: la tecnología no ha avanzado -al menos por ahora- tanto como para poder transmitir sabores u olores a través de las imágenes. Por eso, es necesario expresar con palabras, de forma detallada, lo que un comensal sentiría al probar un determinado plato. Describir el producto, su origen, su técnica de elaboración o su presentación con un lenguaje preciso y ameno, sin caer en pedanterías, es un punto a favor.
- Postre y sobremesa: muchas comidas se organizan solo como pretexto para una sobremesa de horas y horas de conversación. En el caso de un local de restauración, esta sobremesa se produce también en internet. Estar pendientes del feedback de la gente a través de redes sociales o de las valoraciones en distintas plataformas o aplicaciones gastronómicas es imprescindible para conocer sus necesidades, gustos o intereses y, así, potenciar el servicio y adaptarlo al cliente.
Al contrario que John Stith Pemberton (inventor de la Coca-Cola) o el Señor Cangrejo y Bob Esponja, nosotros te mostramos todas las cartas con las que nosotros replicamos la receta del éxito. La comunicación y el marketing: esos son los ingredientes secretos que marcan la diferencia entre un buen restaurante y los que son excelentes.